martes, 11 de octubre de 2011

Un hombre lobo en Paris

Y tenían unos objetos diminutos, de forma circular. Eran brillantes, y por lo que sé, llegaban a matar por obtenerlos. Al menos yo, no le veía tanta importancia. Aunque, para ellos, les era de gran importancia. Los daban a cambio de diferentes cosas, como alimento u objetos realmente innecesarios. En mi tierra, las cosas se comparten entre todos. Estos humanos me recuerdan a los personajes que aparecían en los cuentos que me relataba mi madre, llenos de envidia y egocentrismo.

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